sábado, 30 de julio de 2011

Noticias, fotos

Me levanto en esta perezosa mañana de sábado y abro la ventana para comprobar que siguen ahí las nubes bajas, sobre el mar hasta donde alcanza la vista en el horizonte; claro que ahora vienen del sur, según la meteoróloga de la uno, en el telediario de anoche. Deambulo desnudo por la casa en silencio, con los gatos enredándoseme entre las piernas y me preparo un café.
Julio se acaba, vamos a cruzar el ecuador del verano y es tiempo de vacaciones para medio país; desde mi isla, y mirando por la misma ventana por la que miramos todos, se ven colas interminables de vehículos por las autopistas en dirección a las playas, y eso augura fiestas en los pueblos, verbenas en las plazas y noches de fuegos de artificio y calor. Amores de verano, tardes de playa abandonados al dolce far niente, juventud, alegria.




Pero hay otra realidad. No todo es vino y rosas en el país y, a pesar que la gente sigue saliendo y disfrutando, muchos están pasando tiempos malos: desempleo, crisis (esa jodida palabra que va a llegar a no significar nada a fuerza de repetirla), dificultades para llegar a fin de mes y, sobre todo, falta de esperanza en el futuro.




¿Quien tiene la culpa de todo esto? ¿El Gobierno? Puede que no sea el culpable de la crisis como no lo es del verano, pero no cabe duda que no ha gestionado bien ninguno de los dos temas... y en esto llega una noticia no por esperada menos sorprendente: elecciones en noviembre. Por fin un poco de luz al final del camino. ¿Cúando? El dia 20. ¡Vaya por Dios! ¿No había más domingos ese mes? Zapatero y sus símbolos, llegó inesperadamente tras los atentados de Atocha y se quiere ir en el aniversario de Franco. Alguno puede pensar que sea Rubalcaba el que esté detrás de la fecha, todos sabemos que si hay alguien retorcido en la política es ,simplemente, un aprendiz de Rubalcaba; pero esto puede que sea rizar el rizo.




Sigo desperezándome en esta lenta mañana de sábado y me conecto al facebook. Una amiga, Thayla, (gracias Thayla), ha colocado un video de Gloria Stefan: "Tu fotografía". Y la voz potentemente fragil y melodiosa de Gloria, capaz de llegar a cualquier registro entre la ternura y el grito, desgranando palabras sencillas y comunes, que nos tocan los sentimientos, me hace pensar que no todo está perdido, que a pesar del interminable verano que no llega, del Gobierno que padecemos y los problemas que manejamos todos los días en nuestro trabajo insignificante,
o los más graves que soporta el País, aun hay cosas por las que seguir levantándose uno todas las mañanas.




Miro de otra manera esas fotos especiales que hay puestas por mi casa, y a la gente que aparece en ellas; y siento que les quiero y que quiero seguir reviviendo esos momentos que han quedado congelados en el papel, aunque decolorados y cubiertos de polvo, y me gustaria decirles lo feliz que me siento de que hayan pasado y estén en mi vida. Y que quiero que estén en ella hasta el fin.


Así que lo mejor será ponerse a trabajar para qu esto siga adelante desde ahora mismo; arrimar el hombro al de los demás y, con todos, tratar de que este mundo nuestro se consolide y avence. Pero antes de nada hacer un pis, que estoy que reviento.

sábado, 23 de julio de 2011

Tarde de sábado, cocina, ruidos

Tarde de sábado de verano. Islas Canarias. Con estas premisas cualquiera espera continuar con tarde de sol y de playa; pero no. Santa Cruz de La Palma y el jodido régimen de los alisios que arrastra las nubes desde el norteste sobre la Isla, se pegan a la cumbre que no las deja pasar y, mientras en la otra banda luce el sol y la tarde se eterniza sobre el mar, aquí bruma y brisa.
A pesar de todo decidí que era verano y tarde libre, me puse el bañador y fui a Los Cancajos. Un par de horas tumbado sobre la playa desierta, leyendo al arrullo de las olas y al frescor de la brisa. La única agua que probé fue la que me cayó de forma intermitente desde el cielo o la que me salpicaba desde la orilla la espuma blanca de las olas resbalando sobre la arena negra de la playa.
Luego han llegado unos grupos de adolescentes a entrenar al voley-playa y decidí volver.
La Avenida de los Indianos está cortada al tráfico bajo mi ventana: hay una exhibición de cars; han colocado vallas protectoras, neumáticos viejos en la mediana de la calzada y a Protección Civil a controlar un gentío inexistente. En realidad se exhiben ante ellos mismos: no hay nadie en la calle y hasta las ventanas de las casas que lo padecemos, aparecen cerradas para evitar el ruido.
Hay mucho ruido y lo voy a combatir cocinando; esta mañana compré un solomillito de cerdo para hacerlo con salsa de tomate y me decido ahora, en lo que escribo; es muy fácil: cojo una sartén honda con tapa y le pongo un fondo de aceite de oliva, salo la carne troceada, poco más de medio kilo y la pongo a dorar, mientras se hace, corto en trozos grandes para que se noten cuando esté acabado el plato, un par de pimientos franceses y se los añado a la carne. Cuando están tiernos es el momento de abrir una lata grande de tomate triturado y vaciarsela a la sartén donde se hace todo, añado sal y una pizca de azucar, bajo el fuego y tapo la sartén.
Mientras escribo estas líneas de voy dando alguna vuelta para evitar que se queme y así, entre párrafo y párrafo, tengo la entrada del blog y la comida de mañana preparada.
Acabo de darle un par de vueltas, lo he probado y estupendo, no hay ni que rectificar de sal. Lo apago y dejo quese termine de hacer con el calor residual.
Sigue el ruido de los motores en la avenida, pero hay muchos más ruidos en esta tarde de verano: alguien en Oslo ha decidido que puede matar y ha hecho estallar una bomba en el centro de la ciudad, luego en la misma Noruega, otro, (¿tal vez el mismo?),cual ángel exterminador ha comenzado a disparar vestido de policía contra una convención de jóvenes. El golpeteo de la ametralladora ha llegado hasta aquí hiriendonos los oidos y el corazón.
Una nota urgente de última hora dice en la prensa digital que han encontrado muerta a Amy Winehouse en su casa de Londres. Ruidos.
Me voy a dar una ducha y a sentarme en el sofa para terminar "El asesino de la carretera" de James Ellroy, en lo que queda de esta tarde de sábado, al menos sus muertos son de papel.

lunes, 18 de julio de 2011

Sin cine

Todos los días paso por delante de la gasolinera frente al puerto y miro la cartelera. No es que vaya mucho ultimamente, una racha de películas medio infantiles que no me llama la atención y algún que otro viaje, han hecho que lleve más de un mes sin pisar los multicines, pero, siempre que paso por delante de la gasolinera, aminoro la marcha para comprobar la cartelera y pienso,"este fin de semana vamos al cine".
Mucha gente se baja películas de internet y luego las ve en el ordenador o las pasa a un dvd y las pone en la tele; alguna vez lo hice, pero no me gusta mucho el cine en la televisión, creo que está concebido para disfrutar en pantalla grande, en la oscuridad y con sonido envolvente: todocolor y muchomascope. Veo películas en la televisión, como todos supongo, a veces incluso alquilo alguna en los canales de pago y la vemos en casa con una copa en la mano tumbados en el sofá, pero prefiero la pantalla grande: la emoción de que se apague la luz, se haga el silencio y dejarse envolver por la historia que transcurre allá al frente, olvidandonos por un par de horas del mundo y viviendo los conflictos de los personajes, padeciendo sus penas y vibrando con sus alegrías.
Pero desde hace un par de días no hay carteles en la gasalinera anunciando la programación de los Multicines Avenida en Santa Cruz.
Entro en facebook y un enlace colocado por un amigo me deriva a una noticia en El Apurón, el periodico digital palmero: "Los multicines ponen el The End". Este fin de semana han echado el cierre. Eran tres salas, no muy buenas, más bien malillas, pero, fue allí donde vi hundirse el Titanic y asistí al encuentro de Bella con su madre en una playa de Nueva Yord bajo la atenta mirada del cocinero...
Supongo que no hay un culpable, "entre todos la mataron y ella sola se murio", pero queden estas líneas como homenaje y nostalgia, homenaje a un negocio cada vez más ruinoso, y nostalgia por los fines de semana que han de venir, ahora sin cine.

lunes, 11 de julio de 2011

Pereza


Hay días que estas perezoso. O a lo mejor es solo cansado; pero nada te motiva, nada te mueve. Hoy es uno de esos días.
La semana pasada fue de actividad frenética: inauguramos la nueva Terminal del Aeropuerto y eso nos tuvo a todos los que trabajamos en ella agobiados y más estresados de lo que sería conveniente, pruebas, visitas, estrenos. La misma tarde de la inauguración escribí una crónica urgente que me inspiró la llegada (y salida) del Ministro, hoy ascendido a portavoz del Gobierno, la colgué en Suite 101.net, aquí pongo una foto del evento, la fila de autoridades escuchando al Ministro.
Desde entonces no he hecho nada más y no tengo ganas; se pasó el fin de semana y se lo dediqué a la prensa, Rubalcaba y su discurso de aceptación de la proclamación como candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno: del parto de los montes nació un ratón... repasar los periódicos en la playa sujetando las hojas contra el viento y tapando el sol con la visera para poder leerlos.
Termino de mirar la última entrada de la columna de Arturo Pérez Reverte "Patente de corso" que suele publicitar en twitter y en Facebook y esta vez va de ajedrez y se queja de que no se estudie en los colegios españoles, tiene razón, como casi siempre. ¡Cúanto me ha gustado y he jugado al ajedrez! Noches analizando partidas, torneos por correspondencia desde el Hierro y ¿cúanto hace que no juego?. No quiero pensar ni siquiera en eso: pereza.
Lo dicho, pereza, ¿o es cansancio, o es falta de ideas?

sábado, 2 de julio de 2011

Formatos y soportes

Ayer tarde, en el calor de la sauna de Baltavida en San Pedro, una pareja de amigos (el argentino y el uruguayo), hablaba de los distintos formatos en los que se bajaban las películas de Internet para verlas posteriormente en el ordenador o en los reproductores de dvds. El argentino (que debe de ser un fiera para eso), hablaba de “blueray” o algo por el estilo y desgranaba siglas y características con una facilidad pasmosa que a mí, ahora, me es imposible transcribir.
Yo les oía sin participar en la conversación y, al calor oloroso a menta del habitáculo en la tarde bochornosa de por si del verano, comencé a pensar en los distintos formatos y soportes que he ido utilizando durante mi vida.
Nací en un pueblito olivarero del interior de Andalucía a pocos días de que comenzaran las primeras emisiones de la televisión española, de prueba, desde el Paseo de la Habana en Madrid, y de mi infancia, aparte de ver en la televisión en blanco y negro de la taberna del pueblo las películas de Rintintín, los domingos por la tarde, mis primeros recuerdos con los formatos de la música, la cultura y el entretenimiento se remontan a la radio de madera del comedor de la casa, que las noches de verano mis padres asomaban por la ventana a la calle, donde se sentaban en las sillas de enea a escuchar los discos dedicados en la emisora de Antequera: Juanito Valderrama y Dolores Abril, Marifé de Triana, La Niña de la Puebla o Antonio Molina, mientras ellos hablaban con los vecinos en la misma acera dándole de vez en cuando tientos al botijo, y los chicos jugábamos en la calle ajenos a peligros que no fueran caerse y destrozarse las rodillas contra la tierra dura o los empedrados.
Y así siguió la cosa hasta que entró la primera televisión en mi casa: era una “Francis” ensamblada ex profeso para el Cuerpo y comprada a plazos al distribuidor, ya en Málaga, junto con el mueble de formica con ruedas para colocarla, el transformador para controlar los cambios bruscos de la corriente y la muñeca vestida de gitana para poner encima con el mantelito de ganchillo y el toro. Allí veíamos la ”Antología de la Zarzuela” el “Un, dos, tres” y “El Fugitivo”.
Ya adolescente, en los primeros setenta, empezó a interesarme la música y llegaron “los Beatles” y “Donovan” y los primeros cantautores y las canciones del verano y los Brincos: entonces supe de los vinilos y las cintas de cassette; fuí a Ceuta solamente a comprarme un reproductor de cintas más barato que en la Península, con el dinero que había ganado de aprendiz de camarero en “Casa Pedro” y me compré mi primer disco, “La Orilla Blanca, la Orilla Negra” con lo que saqué de costalero una Semana Santa. Aquel cassette me duró bastante, la verdad, para lo que suelen durar ahora las cosas, y las cintas…. Bueno, hará un año, haciendo limpieza de todo lo que me iba estorbando en la casa, tiré las últimas cuatrocientas o quinientas, que estaban guardadas en una caja, pegadas por la humedad o por el polvo y, que para colmo, desde no sé el tiempo que hace, no tengo ni siquiera dónde reproducirlas.
Mi primer equipo estereofónico – y el único-, lo conservo todavía aunque, de la configuración original, en uso apenas queda el ecualizador y las columnas; está también el tocadiscos, pero ni sé si funciona bien o hay que arreglarlo para poner alguno de los cientos de vinilos que aun conservo; le acoplé un reproductor de cds que me regalaron unos reyes hace quince o dieciséis años y es lo que escucho todavía cuando enciendo un cacharro que no sea la tele o el ordenador.
A partir de ahí todo se aceleró: casi cada año sale algo nuevo que no da tiempo a digerir cuando otro cacharro más novedoso y potente lo ha sustituido. Uno trata de mantenerse al día pero la mayor parte de las veces no tienes ni ganas, ni dinero ni tiempo que dedicarle a tanta novedad .
Y ahora viene la pregunta retórica a que nos lleva todo lo precedente: ¿a dónde vamos con tanto cacharro y qué vamos a hacer con todo lo que se nos va quedando viejo y ya no nos sirve? ¿Tirarlo a la basura como las cintas? ¿Reconvertirlo a los formatos nuevos ad infinitum?
¿Mandarlo todo al carajo para escuchar otra vez el silencio de la noche, el rumor del viento sobre los árboles o el bramido del mar los días de tormenta?