domingo, 11 de septiembre de 2011

Sobre lenguas y políticas

       Se va el verano desde mi Isla y se marcha con mayor esplendor del que tuvo mientras duró. Hoy es 11 de septiembre, una limpia mañana de domingo en la que deslumbra el sol rielando sobre un mar en calma; todo agosto estuvo embrumado por los alisios y ahora, que nos acercamos al otoño, se queda el mar tranquilo y el horizonte azul.
       11 de septiembre, es difícil (entre otras cosas porque todos los medios de comunicación imaginables se encargan de remacharlo con insistencia machacona) sustraerse a lo que significa esa fecha desde hace justo diez años, el atentado de las torres gemelas, que cambió la percepción que teniamos en este lado del mundo, sobre nuestra propia seguridad y la evidencia de que teníamos un enemigo.
       Aunque nosotros estábamos más acostumbrados que otra gente a bregar con problemas de terrorismo, porque llevabamos padeciendo, a la sazón, durante más de treinta años, el otro, el doméstico por así decir, al que el resto del mundo no le hacía demasiado caso porque se consideraba una cosa nuestra, de morir sólo guardiasciviles y españoles en general.
       Pero hoy es también una fecha señalada a nivel más doméstico, como el terrorismo de ETA. Es la Diada en Cataluña. Aunque si lo pienso con detenimiento no estoy seguro de lo que acabo de escribir en el principio de éste párrafo, ni de que sea nuestra la fiesta, ni de que se llame así; supongo que viene a ser como el día de la comunidad autónoma o algo por el estilo, pero también puede que sea solamente el día para reivindicar la independencia o celebrar la guerra contra el resto de España.
      Desde hace unos días he venido participando en un foro de debate abierto en LinkedIn a partir de un hecho que ocurrió en Mallorca: han dejado de exigir el Mallorquín para poder ser funcionario, la compañera que inicio el debate nos preguntaba que qué nos parecía.
      El que suscribe, que reside en la ultraperiferia española, más cerca de Marruecos que de la Península, nació en Andalucía y se ha criado imbuido en la idea de la sagrada unidad de la Patria, que siempre ha cosiderado que la diversidad de nuestras tierras era un bien enriquecedor y las lenguas regionales algo a cuidar y a promover, se confiesa superado por la  situación política que padecemos.  Hoy dice la prensa que al Alcalde de Badalona lo quiere expedientar la Generalitat por no celebrar la diada, el Alcalde dice que no la celebra porque los partidos de la oposición no van a asistir, éstos, incluido el PSOE, dicen que no asisten porque no se va a quitar la enseña nacional (de España) de su mastil...  (???!!!) Por otra parte, el mismo Presidente de la Genaralitat que quiere expedientar a este Alcalde, dice que se pasa por el arco del triunfo la sentencia del TSJC que le obliga a enseñar a los niños catalanes, incluso los hispanohablantes, también en castellano. Y en Madrid, en la sede del Senado nacional, un supuesto "padre de la patria" de un partido declaradamente independentista, llama desde su escaño a la rebelión contra España y a la secesión.
     ¿Quien tiene la culpa de todo esto? No creo que sea sólo el Gobierno actual, aunque bastante ha ayudado con su dejar hacer cuando no jalear a los enemigos comunes para que sigan arañando, sus pactos indignos y sus componendas bochornosas; también el principal partido de la oposición ha ayudado cuando gobernó en no poner límites y consentir a cambio de un puñado de votos para mantenerse en la poltrona, pero la pregunta importante no es quién tiene la culpa, sino si se puede arreglar.  Si a estas alturas podemos recomponer de alguna manera el sentimiento nacional español e, incluso, si hay alguien que quiera intentarlo.
        No lo se. Por si sirve al menos para azuzar la nostalgia por el tiempo en el que eramos uno y esperanzado,  aquí dejo un enlace que a algunos les puede servir para recordar viejos tiempos y a otros para descubrir que las cosas no fueron siempre como ahora.
http://www.youtube.com/watch?v=t90tb4_pk24&feature=related

No hay comentarios:

Publicar un comentario